Maestra, Yo no puedo cantar

 

Durante mis primeros años de formación, tuve la oportunidad de comenzar a practicar en diferentes lugares, pero una de las cosas que más me han formado, han sido las interacciones con aquellos “casos difíciles”. Y es que todos hemos escuchado o dicho esa expresión que califica a un niño o niña como problemático. La verdad es que los niños no son problemas, los niños -al igual que los adultos- tienen problemas que no saben cómo sobrellevar y lejos de castigarlos lo mejor es reconocer sus emociones y enseñarles cómo resolverlos.

 
 

Una de las primeras oportunidades profesionales que tuve, fue montar un coro de niños y adolescentes durante un curso de verano. Independientemente del reto que fue encontrar un repertorio adecuado para las edades de los integrantes, el desafío mayor era que los chicos soltaron el miedo a cantar en público, bien o mal… pero ¡atreverse!, justo tratando de que todos soltaran la voz, me encontré con una cara entre el coro que se veía claramente disgustada, sin interrumpir el ensayo, gesticule para que tratara de cantar pero su molestia aumentó y decidí tratar el tema al final de la clase. Al preguntarle directamente a mi alumna el por qué de su negativa, simplemente me dijo: “Maestra, es que yo no puedo cantar”.

Que frase tan contundente y significativa para ser pronunciada desde la infancia con tanta credibilidad.

 
 

Es muy fácil creer que ciertas actividades, sobre todo las artísticas, están reservadas para unos pocos afortunados que “nacieron con el don”, cuando esto poco o nada tiene que ver con un resultado exitoso en las artes. Todo aquel que tenga la capacidad de hablar, puede cantar porque tiene el instrumento adecuado para hacerlo, cada voz posee diferentes capacidades y eso es lo que hará que cada persona cante con su propio sonido, pero para lograr que nuestro resultado posea cierto nivel estético, hay que trabajar y practicar hasta que dominemos el instrumento para usarlo a voluntad, así como lo haría cualquier otro instrumentista. Así que todo se resume en la pasión que tengas y el tiempo que le inviertes a ser mejor en aquello que te hace feliz.

El impedimento de mi alumna fue diferente, su voz se vio opacada por la ausencia de un ser querido, que justamente le enseñó a amar la música y a disfrutar de cantarla. Desde la muerte de esta persona, mi alumna ya no había podido cantar ni disfrutar de la música, por una especie de luto autoimpuesto, porque le fue enseñado que así le rendía respeto a aquel ser querido. 

 

La voz está sumamente relacionada con el estado de ánimo de cada persona

Esta es una de las diferencias que vuelven más complejo al canto, que al resto de los instrumentos. Pero justamente, también ocasiona que el canto se vuelva una herramienta sanadora para la vida diaria, porque nos permite estar en contacto con estas emociones que muchas veces no nos detenemos a conocer, a ponerles un nombre, a buscarles raíz y así poder liberarnos de ellas.

 
 

Para un adulto, es fácil simplemente decir que tal chico o chica son “niños problema”, porque no obedecen lo que un profesor o sus padres le indican hacer, pero es muy importante entender que es lo que está llevando al niño o niña a esta posición. Es muy importante ayudarles a nuestros pequeños a reconocer sus emociones, darles validez y también mostrarles cómo dejarlas ir y seguir avanzando.

Estamos muy acostumbrados, como adultos a castigar o suprimir emociones “negativas” como el enojo o la tristeza, pero realmente todos los sentimientos tienen una utilidad. Es importante que el niño pueda identificar por ejemplo si algún adulto le da miedo, y por qué, si alguna expresión le causó tristeza o si alguien hizo algo que lo molestara. Podríamos ayudarlos a reconocer y evitar una situación de riesgo o de maltrato si están conscientes de estos conceptos.

 
 

Cuando somos niños estamos aprendiendo a vivir en este mundo y es muy difícil que cuestionemos la información que nos hacen llegar nuestros padres o figuras de autoridad, simplemente tomamos como verdadera la información que nos dan y adoptamos las actitudes que nos inculcan. Así crecimos y nos educaron a todos nosotros, con la información que tenían nuestros padres, sea desinformada, veraz, anticuada o actualizada, cada uno trabaja con lo que tiene, pero conviene tratar de estar lo más informado posible cuando se trata de apoyar a nuestros pequeños.

Si tu hija o hijo pasan por una situación similar, la primera recomendación es crear un lazo de confianza, platica con ellos de tus emociones para sea algo normal hablar de los suyos, cuando te puedan contar el porque se sienten imposibilitados de hacer cierta actividad, muéstrales alternativas e invítales a tratar juntos.

 

En Tonus contamos con clases de iniciación musical

En donde pueden experimentar con su voz y otros instrumentos con juegos y actividades irán trabajando hasta tener unos excelentes cimientos para un futuro camino musical.

 

Puedes apoyar e impulsar el desarrollo y aprendizaje de tus hijos con nuestras clases de Matromusical (chiquitines de 12-36 meses) e Iniciación Musical (pequeños de 3 a 6 años) en Tonus.

 
 
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