La música como soporte socioemocional en los niños.

Definitivamente la pandemia vino a plantearnos a todos un cambio, para algunos muy profundo y para otros más superficial, pero sin duda todos tuvimos que aprender a hacer las cosas de forma diferente a cómo estábamos acostumbrados. Esto podemos verlo como un problema o como una oportunidad, pues no cabe duda que tuvimos que ampliar nuestros recursos, mejorar nuestra capacidad de resolución de problemas y ser más resilientes. Pero poco hemos considerado como es la infancia de aquellos niños cuyos primeros años de vida fueron los años “pandémicos”.

El papel del formato escolarizado.

Cuando hablamos de la educación en los pequeños, siempre hay diferentes corrientes pedagógicas y psicológicas desde las que se puede abordar, opiniones encontradas o complementarias que cada día nos permiten ir evolucionando la manera de enseñar y aprender en un salón de clases.

Sin embargo, ¿qué pasa con los pequeños a los que la pandemia les quitó la oportunidad de desarrollar sus habilidades sociales por las restricciones de salubridad? Si en algo podemos estar de acuerdo, es que somos seres sociales y necesitamos una comunidad a la cual pertenecer y sentir que formamos algo más grande que nosotros mismos. Con las clases en línea, la oportunidad de aprender a hacer nuevos lazos afectivos se vio interrumpida o aplazada.

 
 

¿Qué dice la ciencia?

Es bien sabido que nuestro cerebro se encarga de las diferentes tareas cotidianas en diferentes zonas que conocemos como hemisferio derecho e izquierdo. 

Mientras que la parte izquierda trabaja con actividades más “racionales”, como lo son la lógica, la capacidad de análisis, operaciones matemáticas, lectoescritura, etc. El hemisferio derecho se encarga de desarrollar actividades como la percepción, inteligencia espacial, la expresión y captación de las emociones.

Cuando volcamos la educación de los pequeños solo a racionalizar lo que aprenden, nos estamos olvidando no sólo de estimular el hemisferio derecho, sino de ayudarles a formarse como adultos completos, a desarrollar inteligencia emocional. Los adultos a cargo de la educación emocionalmente inteligente son los que deben trabajar con sus propias emociones y con las de los niños de una forma inteligente, constructiva, positiva y creativa en un ambiente realista y práctico. 

Uno de los muchos estudios que existen sobre la relación entre el desarrollo emocional y la música, (Blood, Zatore, Bermúdez y Evans. 1999) comprobaron que la música afecta directamente al cuerpo y este proceso comienza por la mente, ya que pudieron observar que diferentes zonas del cerebro que presentaban movimiento dependiendo si los sonidos generaban emociones placenteras o displacenteras.

Ayuda nota a nota.

Conocer estos aspectos, nos ayuda a reafirmar que la música es una excelente práctica, ya que debido a las actividades realizadas en una clase de iniciación musical, (la música) hace que seamos capaces de transmitir nuestras emociones desde el cerebro al cuerpo en forma de movimientos y gestos, activa sectores del cerebro donde se activa la empatía, activa la socialización al interpretar en grupo.

 
 

La música posee la cualidad de ser un lenguaje universal

No importa en qué idioma estemos escuchando una canción o la falta de letra en una pieza instrumental y orquestal, somos capaces de identificar la emoción que expresa, al identificar la emoción fuera de nosotros, comenzamos a entender las emociones que surgen también dentro de nosotros. Es importante entonces que el maestro o maestra sepa crear en clase un ambiente de confianza para poder expresarnos de forma creativa, social y emocional sin el temor de sentirse juzgados

Los niños aprenden a través del juego

Es importante que todo esto sea presentado desde la perspectiva de lo divertido que es aprender, mientras ellos van desarrollando los aspectos mentales, afectivos y sociales a la vez que crean relaciones significativas, ya que están siendo escuchados, aprenden a escuchar y validar las emociones de otro y las propias.

Es por ello que proponemos un aprendizaje musical desde temprana edad, para que los niños y niñas tengan la oportunidad de además de construir un conocimiento artístico nuevo, puedan recibir también esa educación emocional que muchas veces queda de lado.

 

Ven a conocernos y desata el potencial de tu pequeño con nuestras clases

Matromusical: 0 - 3 años

Iniciación musical: 3 - 6 años

 

Puedes apoyar e impulsar el desarrollo y aprendizaje de tus hijos con nuestras clases de Matromusical (chiquitines de 12-36 meses) e Iniciación Musical (pequeños de 3 a 6 años) en Tonus.

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